Fascinación por la juventud o madurez subvaluada

21.06.2021
elpilotoqueescribe
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¿Por qué los ídolos son siempre jóvenes?

Está socialmente instalado un patrón absurdo de aplaudir los logros de quienes están en plena juventud, sin saber muchas veces hacia dónde van y qué quieren. Cambiando estilos y pensamientos en forma constante.

Este absurdo patrón de valoración se repite con los animales, ¿Cuántas veces se escucha a alguien decir: qué hermoso perrito, es cachorro? Como si ese ser cachorro le diera un plus de valoración o estatus.

¿Por qué como sociedad repetimos ese error de fascinación por lo nuevo, dejando al que vivió, al que sabe a un costado? Sus pergaminos parecen desfallecer en un recuerdo sin sentido. Superar los cuarenta puede convertirse en una trampa mortal. Estar por encima de cincuenta, un camino sin retorno.

Actores, cantantes, deportistas, si son muy jóvenes mejor. Eso se traduce en mejores contratos y a plazos más largos.

La pregunta que subyace es por qué necesitamos copiar, deslumbrarnos con la inexperiencia y la inconstancia. Siempre buscamos lo nuevo para admirar. Error, grave error.

En mi caso admiro a quiénes tienen trayectoria, a quiénes confirmaron sus aptitudes con constancia y sacrificio. El talento innato y contradictorio es una veleta oscilante sin dirección clara, algo parecido a la politiquería. Un cambio de bando y de convicciones espeluznante.

Lo escuché a 'Simon Cowell', ese británico descubridor de talentos, cuestionar a un músico con una pregunta tan fuera de lugar como su irreverencia injustificada.

- ¿Qué edad tenés?- le preguntó al cantante.

- Treinta y cuatro,- respondió el aspirante.

- ¿Y por qué no lo lograste? ¿Qué pasó?

Como si el mandato fuese llegar a los objetivos bien joven. En forma tardía carecería de valor o sería un imposible. Es la idea predominante en el sistema.

Una falacia con una estructura tan endeble como un castillo hecho de naipes.

Aborrezco el mandato social de triunfar joven. La vida es larga y cada uno tiene sus tiempos de explosión, para agudizar talento y habilidades.

No nos dejemos presionar por ideas fallidas, sólo serviles a unos pocos quiénes dejan a esos jóvenes talentos sin nada en un abrir y cerrar de ojos, mientras se quedan con los bolsillos repletos de divisas.

Premiemos a quiénes tienen madurez, arrugas en sus rostros. Esos que rara vez aparecerán en publicidades de indumentaria deportiva o productos de cuidado estético.

Es ridículo ver en las gráficas a jóvenes trajeados de no más de 25 años establecer un patrón de ejecutivo exitoso cuando en realidad ni siquiera consiguen trabajo o tienen uno de poca monta.

Publicistas o clientes: están equivocados. Están errando el 'target'.

¿Después de todo quién impuso que el rostro de porcelana lleno de bótox es el paradigma de la buena imagen?

Una sociedad trastocada, confundida y carente de valores.

Despertemos...

Christian Carollo

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