¿Brillo propio o reinvención?

Hay actividades que no requieren de la evaluación del otro para medir resultados. Hablando siempre desde el plano individual, un deportista llámese tenista o golfista no necesita de la apreciación del espectador u observador para determinar qué tan bueno es. Con el sólo hecho de ganar repetidamente se transformaría en el mejor. Aunque su juego no fuera vistoso ni atractivo. Novak Djokovic no es Roger Federer sin embargo se mantiene con facilidad en la cima del ránking mundial.

Pero saliendo del deporte y pasando al plano artístico todo cambia bruscamente. En este caso es el análisis del especialista o pseudo especialista el que determina si algo es bueno o no. Yendo al terreno gastronómico son inspectores los que determinan si un restaurante es considerado una, dos o tres estrellas Michelin. Lo mismo le ocurre a un estudiante cuando realiza un examen que no es de opciones múltiples (multiple choice). Siempre va a estar el ojo humano determinando qué es bueno o malo. Quién sabe y quién no. Lo que ocurre muchas veces es que ese ojo humano puede estar viciado, contaminado o hasta arreglado. También pueden aparecer favoritismos que modifiquen los resultados, para un lado u otro de la balanza.

Pues bien, profundizando en el tópico que intento analizar, quisiera centrarme en el arte específicamente. Es allí donde la observación y valoración humanas se pueden volver contradictorias y caóticas.

Es que los críticos de arte y el público en general tienen muchas veces opiniones ciento por ciento opuestas. No resulta raro ver a un porcentaje exaltar las cualidades de un director o un escritor y a otro igual o aún mayor criticarlo y hasta denostarlo.

Varios especialistas en marketing me dijeron que posicionar un producto depende directamente del dinero que se le destine a la promoción del mismo. Y de los 'influencers' quiénes supuestamente tienen palabra especializada en un tópico determinado o llegan masivamente a un público.

A veces basta con que una celebridad recomiende una obra para que la misma sea consumida masivamente.

Se me viene a la mente el caso del actor argentino Nicolás Vázquez quien debe estar muy agradecido con su amigo y conocido a nivel planetario 'Lionel Messi' cada vez que lo nombra o ha mencionado la obra en la que está trabajando el actor.

¿Qué pasaría si Ricardo Darín recomendara a un actor nobel u obligara al director a ponerlo en cada una de sus películas? Tendríamos seguramente a un nuevo talento entre manos.

Mis obras 'El mundo contradictorio de Marcos' y su saga 'Marcos: Vuelos peligrosos' están a la espera del comentario de un dotado como el escritor argentino Jorge Fernández Díaz, tan leído y aclamado. O el nombramiento en los medios por parte del conocido piloto/ médico y director de cine Enrique Piñeyro. ¿Qué mejor si fueran llevadas al cine, por él u otro cineasta consagrado? Fredy Torres, por ejemplo, el director del largometraje 'La Campana'. ¿Sería ese el inicio de varias ediciones consecutivas de ambas novelas? No tengo dudas de que así sería.

Mientras tanto se seguirán leyendo en pequeñas tiradas, y conocidas o reconocidas por un pequeño público ávido de ficción sobre todo en temas aeronáuticos.

Pasen y vean. Atención directores, y editores. Hay un hermoso material listo para ser revisionado por ustedes. Sacarlo del letargo y convertirlo en película o lectura compulsiva. 'Must read' como le suelen decir en el hemisferio norte.

Hay una línea muy delgada entre una buena obra y un best-seller. Sólo falta apretar los botones que las posicionen en ese pedestal reservado para unas pocas. El mercado odia la competencia y sobre todo a nuevos actores con ansias y empuje, el que suelen perder los consagrados.

Ud. como lector puede encender esos mecanismos. Difunda, comente. Este humilde escritor se lo agradecerá.

El reconocimiento del aplauso no es solo para los actores de teatro.

¿Habrá que brillar o reinventarse? Creo que el segundo término se lleva todos los premios.

Pobre 'Van Gogh' que siendo un genio murió sin su merecido reconocimiento.

Christian G.Carollo

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