Análisis: El tenis como experiencia religiosa

06.07.2022

Lectura de 'El tenis como experiencia religiosa', de David Foster Wallace

Es mucho lo que puedo decir de esta lectura:

Foster Wallace es el primer autor que leo que habla sobre tenis y lo hace de una manera magistral. Es como estar leyendo una novela pero con un análisis realista de lo que pasaba en el tenis en 1995 y 2006 respectivamente.

Amante al extremo de Federer idolatra al suizo hasta el estatus de sobrehumano. Lo compara con Michael Jordan, Muhammad Alí y con Diego Maradona. Si leyó bien: aparece nuestro Diego Maradona en este análisis de aquellos deportistas que están verdaderamente a otro nivel y vienen así de fábrica dotados con algo totalmente superior al resto.

En Federer hace hincapié en su lectura del juego, velocidad de piernas, potencia, tiros con efectos (liftado y cortado). No hace hincapié en su mente ganadora.

Como ex- tenista casi profesional, periodista, y literato, a través de esos dos artículos publicados nos da una mirada superadora del entorno del tenis y sus jugadores. Una mirada totalmente diferente. No es Clerc hablando de técnica, ni Frana hablando en primera persona de la psicología del tenista. Es mucho más. Critica al sistema comercial que envuelve al US Open (en este caso 1995) en dónde pone al espectáculo de hacer dinero por encima del tenis mismo. Caracteriza al hombre neoyorquino con una capacidad de paciencia insospechable para aguantar filas tanto para el ingreso al estadio, como para comprar un hot dog a precios inusitados. Desmenuza la reventa de entradas ( le piden el pase de periodista por unos cuantos dólares a cambio pero se niega), el cambio de turno entre los asistentes ( día y noche), lo que convierte al torneo en un verdadero caos.

Para mi asombro David (Foster Wallace) no se guarda nada. Aborda a Pete Sampras vestido con las ropas flojas y grandes como las de un presidiario y a Mark Phillipousis como un gigante de movimientos robóticos.

A Rafael Nadal como la criptonita del gran Roger, a quién bautiza como una experiencia religiosa poder observarlo.

Habla del tenis moderno en contraposición del anterior; ¿qué cambió todo según él?: los tiros liftados (top spin). Recordemos que el libro está traducido y hay palabras que no logran transmitir el verdadero significado de lo que él quiso decir.

A John Mcenroe lo pone también en un pedestal, destacando su mano: una ductilidad nunca vista en el tenis.

Hablando del tenis antiguo y moderno sitúa a Iván Lendl como el tenista bisagra que dio paso a la nueva generación de golpeadores de fondo con gran potencia y golpes definitorios.

Cita a André Agassi como un pegador, pero ve en Federer al único capaz de jugar el tenis bello con la potencia de un Agassi o un Lendl.

Una gran omisión hace de nuestro querido Guillermo Vilas: pensé que lo iba a nombrar como el creador junto con Borg del top spin, pero no lo hace. No aparece en una sola página. Quizás sea por su condición de norteamericano: no se olvida de los tiros planos de Connors ( el número 2 en 1977: que se haga justicia y como pregona Eduardo Puppo sea el gran Willy reconocido como el número 1. ¿Hasta cuándo van a estirar la mentira? ¿El tipo ganó todo y fue número 2? Por favor, estamos grandes, dejen de mentirnos.

El libro es tan atrapante que es una pena que no haya más material o más notas de este gran autor consagrado que influenció la manera de escribir en el siglo XX y ya no está entre nosotros, A pesar de sus grandes éxitos y su particular visión de observar las cosas y el tenis en particular dejó este mundo en 2008 poniéndole él mismo un punto final a su vida como si fuera el final de una de sus obras. Al parecer sufría de una profunda depresión. Una verdadera lástima para alguien que embelleció tanto las palabras y ofreció una mirada muy particular, fuerte y sin tapujos del mundo del tenis, y del ser humano en general. Porque hablando de los tenistas como verdaderos gladiadores no hizo otra cosa que hablar del ser humano, sus pensamientos y conductas y sobre todo de él mismo, quien entre líneas me transmitió haber querido estar ahí en el court central de la Suzanne Lenglen en Roland Garros, o en la central de Wimbledon en 2006 alguna vez luciendo los pantalones cortos, en la pista en lugar de un palco. Pero bueno tuvo el placer de ver nada más y nada menos que la mejor final del tenis blanco entre Roger Federer y Rafael Nadal, ese día en donde su majestad (Foster habla seguido de los momentos Federer) perdió por primera vez con el mallorquín sobre el césped, en esa jornada que se extendió y terminó caída la noche.

David Foster Wallace un placer haber leído tu 'Experiencia religiosa'. Gracias a Literatura Random House por publicarlo en el 2016, y a Lucho Sánchez por obsequiarme este ejemplar como regalo de cumpleaños.

Súper recomendable.

Prometo indagar en sus tan premiadas novelas.

24/06/22

Christian G.Carollo

@elpilotoqueescribe

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